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¿Por qué son tan importantes las habilidades blandas en el lugar de trabajo?

Todas las empresas aspiran a lograr la excelencia, como forma de conseguir un incremento de los beneficios. Quieren hacerlo mucho mejor que su competencia y, para ello confían en su activo más valioso: sus empleados.

Sin embargo, durante años, se ha creído erróneamente que la clave para diferenciarse de los demás y tener ventaja competitiva era que los empleados tuvieran un gran número de habilidades técnicas y conocimientos específicos relacionados con su área de expertise. Por eso, las únicas que se tenían en cuenta eran las habilidades duras o hard skills.

Pero el paso del tiempo ha demostrado que no basta con que los integrantes de una plantilla tengan las habilidades técnicas para desarrollar las tareas que se les han encomendado. Porque estas no les permiten adaptarse ante los cambios y afrontar nuevos desafíos. De hecho, un trabajador que solo ha desarrollado sus hard skills, puede sentirse un tanto asustado si ve que las cosas empiezan a cambiar y que lo que él sabía hacer ahora ya no tiene tanto valor, o se hace de una manera diferente.

Por suerte, esto tiene una solución: potenciar las habilidades blandas. Las habilidades duras se pueden aprender, e incluso se pueden quedar obsoletas con el paso del tiempo, pero las blandas siempre son útiles, y complementan los conocimientos técnicos de los empleados.

Se trata de capacidades interpersonales o socioemocionales que se enfocan en cómo se relaciona una persona con las demás y cómo gestiona sus emociones y sus comportamientos en diferentes situaciones.

Por tanto, alcanzar esa excelencia que tanto persiguen las empresas, no es posible en el entorno actual si la plantilla no cuenta con habilidades duras y blandas.

Tabla de contenidos

De la subestimación de las habilidades blandas al cambio de tendencia

De manera tradicional, las soft skills han sido subestimadas dentro del entorno laboral. A las empresas les interesaba que sus empleados supieran hacer las tareas básicas de los puestos de trabajo que ocupaban, nada más.

A las habilidades blandas apenas se les daba importancia. En gran parte, porque eran muy difíciles de medir y de cuantificar, en comparación con lo fácil que resultaba medir las capacidades técnicas de una persona.

Cuando todavía no había herramientas específicas para determinar el grado de desarrollo de las soft skills, resultaba fácil medir el nivel de conocimiento de un contable sobre su trabajo, pero muy complicado saber hasta qué punto este era capaz de trabajar en equipo. Por eso, las empresas iban a lo fácil y solo valoraban los conocimientos y capacidades técnicas. En consecuencia, aspectos como la inteligencia emocional o la empatía eran ignorados en los procesos de selección y de promoción.

A medida que el mercado ha cambiado, las empresas han tenido que avanzar en sus puntos de vista, reconociendo que las habilidades blandas tienen un impacto más significativo en el rendimiento individual y colectivo del que creían.

En plena era de la digitalización y la automatización, muchas habilidades duras empiezan a quedar obsoletas. Porque cada vez con más frecuencia robots y sistemas de Inteligencia Artificial asumen tareas que hasta hace poco realizaban los seres humanos.

En ese nuevo y complejo escenario, la única alternativa que tienen los seres humanos es adaptarse al nuevo entorno de trabajo. Aportar un valor que no puedan aportar las máquinas. Es ahora cuando las habilidades blandas están dejando de ser un mero complemento en un buen perfil profesional, para convertirse en algo totalmente esencial.

5 motivos por los que las habilidades blandas son imprescindibles en la actualidad para las empresas

Fomentan la cultura de la colaboración y del trabajo en equipo

Las soft skills son habilidades interpersonales que facilitan la comunicación, el desarrollo de la empatía y la capacidad de trabajar en equipo. Que resultan ser elementos imprescindibles para crear una cultura empresarial sólida y colaborativa.

Los empleados con habilidades blandas tienen mayor facilidad a la hora de establecer conexiones significativas con otros compañeros, lo cual genera un ambiente de confianza y de respeto mutuo. Como consecuencia, la productividad y la creatividad aumentan, y los equipos de trabajo son capaces de hacer frente a los problemas con mayor eficacia.

De hecho, la comunicación y la colaboración se extienden más allá de un equipo de trabajo o un departamento. Los empleados se sienten parte de un “todo” y están dispuestos a remar juntos en la misma dirección para conseguir los objetivos que se ha marcado la empresa.

Mejoran el liderazgo y la gestión de equipos

Un buen liderazgo es esencial en cualquier empresa, sin importar su tamaño o el sector en el que opera. Y, a día de hoy, no entendemos la figura del líder si esta no va a acompañada de un buen número de habilidades blandas como la inteligencia emocional, la empatía, o la capacidad de llevar a cabo una escucha activa.

Si tanto el líder como las personas que tiene bajo su dirección cuentan con soft skills bien desarrolladas, será más sencillo que surja una relación de confianza y que los conflictos puedan manejarse de una manera constructiva. Esto consigue una mayor productividad, porque el ambiente de trabajo es positivo y aumenta la motivación de todos los empleados.

Incrementan la satisfacción y la retención del talento

La dificultad para captar y retener talento es uno de los grandes retos que enfrentan las empresas en la actualidad. Más allá de tener un buen sueldo o buenas condiciones laborales, los empleados quieren sentirse valorados y reconocidos a nivel personal y profesional.

Si una empresa invierte en dar formación a su plantilla en cuestiones como habilidades para resolver conflictos o para desarrollar la empatía, está demostrando que se preocupa por su personal a todos los niveles. Porque estas nuevas habilidades son tan útiles en el trabajo como fuera de él.

Al sentirse más valorados, los trabajadores están menos dispuestos a marcharse a trabajar a otro lado. Para la empresa, esto supone contar con un talento que la diferencia de su competencia y, a la vez, ahorrar en los costes asociados a la rotación de personal.

Por otro lado, cuanto menor sea la rotación en la empresa y más estables sean los equipos de trabajo, más motivados se van a sentir los empleados.

Facilitan la adaptación al cambio y la resiliencia empresarial

El avance tecnológico y las crisis geopolíticas y económicas causan una gran incertidumbre entre los empleados. Para que esa incertidumbre no se traduzca en una bajada de la motivación y de la productividad, lo que hace falta son personas que tengan una buena capacidad de adaptación ante los cambios.

Si la empresa tiene una plantilla conformada por trabajadores flexibles y resilientes, ella misma se vuelve más flexible y resiliente. Esto significa que lo tendrá un poco más fácil que otras compañías para afrontar los constantes cambios y desafíos que están llegando.

Además, unos empleados con capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios, suelen ser personas con mayor capacidad creativa e innovadora, y esto es algo que puede ayudar a la empresa a mantenerse a la vanguardia en su sector.

Mejoran la imagen y la reputación de la empresa

Las ventajas de las habilidades blandas se proyectan hacia el exterior. Porque una empresa que tiene una buena cultura colaborativa y fomenta las relaciones interpersonales positivas, consigue atraer la atención de clientes, de posibles socios, y hasta de futuros empleados. Todo esto la coloca en una situación ventajosa con respecto a su competencia.

Sin olvidar que una empresa que valora y promueve el desarrollo de habilidades blandas es percibida por el público como una organización más humana y ética. Factores que generan lealtad y confianza tanto entre sus propios trabajadores como entre los consumidores.

Ventajas económicas de potenciar las habilidades blandas

Con frecuencia, el lenguaje que mejor entienden las empresas es el del dinero. Por eso, queremos analizar las ventajas que tiene para una compañía el potenciar las soft skills de sus empleados, pero desde una perspectiva puramente económica. Así, si alguna empresa todavía no se ha convencido de lo importantes que son estas habilidades, esperamos que termine de hacerlo después de ver estos argumentos.

  • Mayor productividad y eficiencia. Las habilidades blandas promueven una mejor comunicación y una mayor colaboración, mejorando la eficiencia de los equipos de trabajo. Estos son capaces de resolver antes los problemas y de tomar decisiones más acertadas. Como consecuencia, la empresa se vuelve más productiva e incrementa sus posibilidades de obtener beneficios.
  • Reducción de costes. Como señalábamos antes, una empresa que valora y potencia las soft skills cuenta con mejor reputación como empleadora y fideliza a sus empleados. Con una menor tasa de rotación, se reducen mucho los costes asociados a los procesos de selección.
  • Más fidelización de los clientes. Los empleados con habilidades blandas tratan mejor a los clientes y son capaces de entablar relaciones sólidas con ellos. Los clientes fieles no solo compran más, sino que se convierten en embajadores de la marca.

Ya sea desde el punto de vista puramente económico, o desde cualquier otro, está claro que las habilidades blandas son un factor esencial para el éxito de las empresas. El enfoque en el desarrollo de las soft skills está ayudando a las organizaciones a llegar más lejos, a la vez que mejora la satisfacción de sus empleados y de su clientela, y este es un camino que ya no tiene vuelta atrás.




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