No perciben el dinero como un fin sino como un medio para lograr otros objetivos, y saben que pueden ganarlo en cualquier sitio, así que no se sienten demasiado atados a un puesto de trabajo. Si no están a gusto, no aprenden nada nuevo o, sencillamente, se aburren de lo que hacen, cogerán sus cosas y se marcharán. Esto es lo que se conoce como job hopping, un fenómeno que está en alza y que todas las empresas deben conocer para entenderlo mejor y sacarle partido.
La estabilidad es percibida como una meta difícil de alcanzar en un entorno laboral en el que prima la temporalidad, como ocurre en España. Pero, ¿estamos seguros de que todos los trabajadores aspiran a pasar su vida profesional trabajando en el mismo sitio?
Los miembros de la generación millennial llevan ya algunos años incorporados al mercado laboral, y nos están demostrando que para ellos no es viable el pasar toda su carrera en la misma empresa.
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¿Qué es el job hopping?
Es la tendencia a cambiar de trabajo con frecuencia y de manera voluntaria. Se da en mayor medida entre los millennials, porque para esta generación es muy importante que su trabajo suponga un reto a nivel intelectual y que les proporcione algo más que un sueldo.
Un estudio llevado a cabo por Harvard Business Review ha puesto de manifiesto que el 75% de los empleados más jóvenes están abiertos a nuevas oportunidades laborales, incluso aunque se sientan bien en su actual puesto y estén contentos con la empresa. Para ellos, el tiempo de estancia media en un mismo trabajo es de dos años.
El fenómeno de los job hoppers o job jumpers, los saltadores de trabajos, contrasta de manera directa con el objetivo de las empresas de retener el talento. De ahí que muchos reclutadores miren con recelo a personas que han cambiado voluntariamente de empleo varias veces en un período de tiempo no demasiado largo. Sin embargo, analizando el perfil de estos trabajadores podemos saber qué es lo que deberían hacer las empresas si de verdad quieren que el talento permanezca en ellas durante mucho tiempo.
¿Por qué los job jumpers van de trabajo en trabajo?
Buscan nuevos retos como una de las razones del job hopping
Se cansan de hacer siempre lo mismo y desean participar en nuevos proyectos. Si en la empresa en la que trabajan no tienen la oportunidad de hacerlo, buscarán empleo en otro lugar.
Quieren mejorar sus condiciones de trabajo
Esto engloba desde el salario hasta el horario, pasando por las posibilidades de teletrabajar, de flexibilizar la jornada, etc. Si su empresa actual es demasiado inflexible respecto a estas cuestiones, los empleados se marcharán.
Falta de desarrollo profesional
Los empleados de nueva generación quieren desarrollarse. Asumir nuevas tareas, seguir aprendiendo, incluso ascender y, con frecuencia, se encuentran con que esta opción no es posible para ellos en su lugar de trabajo actual. En consecuencia, redactan su carta de baja voluntaria y van a la “caza” de un nuevo puesto.
Visión a corto plazo
La generación millennial lo ha tenido especialmente complicado en el acceso al mercado laboral. Cuando muchos de ellos estaban en edad de encontrar su primer trabajo, llegó la crisis de 2008 y, cuando estaban un poco más asentados, llegó la pandemia. Por ello, han desarrollado una visión a corto plazo contra la que es complicado luchar.
Piensan en el aquí y en el ahora, porque saben que en el futuro puede pasar prácticamente de todo. En consecuencia, no se plantean que pueda haber posibilidades de desarrollar una carrera profesional a largo plazo en una empresa en la que puedan desplegar todo su talento. Si aparece una oferta mejor o más interesante, ni se lo piensan y se marchan sin mirar atrás.
Para las organizaciones es complicado luchar contra esto. Habría que hacer cambios profundos en la cultura y fomentar la fidelización, y no todas están dispuestas a hacerlo o, directamente, no saben cómo abordar este reto.
Un fenómeno que podría jugar en contra de los jobs hoppers
La forma de entender las relaciones laborales que tienen los job jumpers juega en su contra. Porque es posible que llegue un momento en su vida en el que necesiten más estabilidad, y es entonces cuando pueden empezar a pagar las consecuencias de haber ido de un trabajo a otro.
Los reclutadores verán en ellos a personas poco comprometidas, y no les ofrecerán aquellos puestos que tienen justo aquello que estos están buscando: oportunidad de crecimiento, formación, responsabilidades, etc.
Como todo en la vida, lo que es malo para unos resulta positivo para otros. La concepción que tienen las empresas con respecto a los saltadores de trabajos beneficia a aquellos de perfil senior que están más comprometidos, puesto que serán más valorados a la hora de ser contratados, e incluso de una promoción interna.
Ventajas de contratar a los que practica el job hopping
Las empresas deben intentar tener controlada su tasa de rotación, pero no es necesario que la misma esté a cero. De hecho, se considera que un índice por debajo del 15% es sano, porque permite que la plantilla se recicle. Por tanto, toda organización debe ser consciente de que su personal estará dividido en dos grupos: las personas que muestran más compromiso y fidelidad hacia la empresa, que representan el talento que va a quedarse a largo plazo y que hay que potenciar. Y las personas que se marcharán en dos o tres años, pero que tienen un talento y un potencial que se puede exprimir al máximo durante ese tiempo en beneficio del negocio.
Veamos qué le aportan los job jumpers a las empresas:
Un alto nivel de productividad como una de las ventajas del job hopping
Este tipo de personas son ambiciosas y quieren crecer profesionalmente lo más rápido posible En consecuencia, su nivel de productividad es muy alto. Quizá no se comprometan a largo plazo, pero dan lo mejor de sí mismos mientras están en una empresa.
Se adaptan rápidamente al puesto de trabajo
Exigen flexibilidad a las empresas y también la ofrecen. El saltador de trabajos está tan acostumbrado a ser el nuevo o nueva en la oficina que no tarda mucho en adaptarse a su nuevo puesto.
Aportan una amplia experiencia
Incluso aunque su carrera laboral no sea demasiado extensa, se trata de personas que han pasado por diferentes organizaciones y han aprendido cosas nuevas en cada una de ellas. Conocen bien el mercado y a la competencia, y esto es algo de lo que puede beneficiarse directamente su nuevo empleador.
No ven el cambio como una amenaza como otra de las ventajas del job hopping
Para el job jumper no supone ningún problema tener que asumir nuevas tareas, aprender a manejar un nuevo programa informático, cambiar de centro de trabajo… no ven el cambio como una amenaza y, en consecuencia, no oponen resistencia al mismo sino que se adaptan rápidamente a la nueva situación.
Pagan su formación
Quienes tienen este perfil profesional quieren crecer en su carrera y saben que para ello necesitan formación. Si la empresa no se la ofrece, son ellos mismos los que se la pagan y, además, aplican sus nuevos conocimientos en su puesto.
Tienen una red de contactos extensa
Precisamente por haber trabajado en diferentes sitios, su red de contactos es notablemente más amplia que la de otras personas con un perfil más comprometido. En el caso de la organización, esta puede llegar a beneficiarse de esa red de contactos.
Mayor facilidad de contratación
Es más fácil que estas personas digan “sí” cuando se les ofrece un contrato de trabajo porque, al no tener visión a largo plazo sobre su permanencia en la empresa, no muestran mayor interés en cuestiones como las posibilidades de ascenso, lo que hace que las negociaciones sean más fáciles y rápidas.
¿Cómo sacarle el máximo partido al fenómeno del job hopping?
Un job hopper no es una fuente de problemas para la empresa, ni mucho menos. La clave está en adoptar medidas que ayuden a aprovechar todo su potencial.
Favorecer un clima laboral positivo como una forma de sacarle partido al job hopping
Estamos ante trabajadores poco conflictivos, que hacen su trabajo con eficiencia y no quieren problemas con nadie. Esto favorece un clima de trabajo más tranquilo y cordial,lo cual es bueno para ellos y también para empleados más comprometidos.
Definir bien sus objetivos
El job jumper es un trabajador productivo y motivado, y lo será todavía más si desde el principio tiene bien claras cuáles son las metas que debe alcanzar y las tareas que tiene que realizar. Cuanto más realistas sean sus objetivos, más eficiente será en el cumplimiento de los mismos.
Establecer un programa de incentivos
Si a una persona que ya es productiva de por sí, le ofrecemos algún tipo de incentivo (no necesariamente tiene que ser dinero), conseguimos que su nivel de productividad se dispare todavía más.
El job hopping es un fenómeno que ha llegado para quedarse, y las empresas deben aprender a convivir con este nuevo perfil de trabajador y ser capaces de sacar lo mejor de él y aprovechar al máximo su talento. Quien sabe, quizá un saltador de trabajos podría llegar a sentirse tan a gusto en su puesto que decida dejar su talento al servicio de la empresa durante mucho tiempo.