Las soft skills o habilidades blandas parecen haberse puesto de moda dentro del campo de los Recursos Humanos, pero son mucho más que una tendencia. Porque se trata de capacidades que resultan absolutamente necesarias para poder hacer frente a las tareas profesionales con éxito, a pesar de no estar vinculadas directamente con el puesto de trabajo que se ocupa.
Parece que estamos hablando de una tendencia de última generación, pero lo cierto es que las soft skills, entendidas como una competencia laboral, se empezaron a tener en cuenta a principios de los años 70 del siglo pasado.
Vamos a repasar su historia y evolución para determinar hasta qué punto son importantes hoy en día, y por qué es importante que las empresas ayuden a sus empleados a desarrollarlas.
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El origen de las soft skills
En 1918, Charles Riborg Mann llevó a cabo el “Estudio de Educación en Ingeniería”. Un informe que partía de la investigación llevada a cabo de manera conjunta por la Universidad de Harvard, la Fundación Carnegie y el Centro de Investigación de Stanford. La conclusión de Charles Riborg fue que el 85% del éxito laboral proviene de las habilidades blandas o habilidades personales, mientras que tan solo el 15% se relaciona directamente con las habilidades o conocimientos técnicos (hard skills).
En aquel momento esta idea no se tuvo demasiado en consideración, pero unos años después ganaría fuerza.
A principios de la década de los años 70, el ejército de los Estados Unidos empezó a darse cuenta de que los equipos que mejores resultados obtenían no eran los que tenían un manejo más técnico de las armas y las herramientas, sino aquellos en los que los miembros tenían habilidades transversales que se compenetraban bien entre sí. Por ejemplo, una buena capacidad comunicativa, de trabajo en equipo, o de resolución de conflictos.
Fueron los manuales de entrenamiento del ejército los que empezaron a referirse a las soft skill. Definiéndolas como un importante conocimiento relacionado con el trabajo que, sin embargo, implica una mínima o nula interacción con la maquinaria o el equipo. Pero, a cambio, sí requiere un alto nivel de interacción con otras personas. Lo que se consigue con esto es un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles, en un entorno que es incierto.
En contraposición estaban las hard skills, definidas como aquellas habilidades técnicas esenciales para manejar la maquinaria y dispositivos militares.
Desde un principio, el ejército estadounidense tuvo claro que las hard skills y las soft skills no rivalizan entre ellas, sino que se complementan.
¿Por qué son tan importantes las soft skills en el trabajo?
Basta con echar un vistazo a cualquier oferta de empleo para darse cuenta de que las empresas demandan, cada vez con más frecuencia, que los candidatos para cubrir la vacante tengan habilidades blandas.
Tras la profundización del ejército estadounidense en el campo de las soft skills y su desarrollo, el concepto pasó rápidamente al ámbito civil. A finales de los años 80 del siglo pasado, ya había muchas empresas que buscaban candidatos que tuvieran capacidades como la de trabajo en equipo o buenas dotes de comunicación.
Lo que empezó siendo algo residual, a día de hoy es algo totalmente normal. De hecho, quienes están en búsqueda de empleo empiezan a destacar cada vez más sus habilidades blandas en su currículum, porque saben que es algo que la empresa va a valorar mucho.
Las cosas han cambiado, pero, ¿por qué se han vuelto tan importantes las habilidades blandas para las empresas? La clave parece estar en el avance de la tecnología y en la necesidad de diferenciar el trabajo humano del que podría hacer una máquina.
Las soft skills en la era de la transformación digital
La digitalización de los negocios es una realidad que resulta imparable. Tanto, que aquellas empresas que no aborden esta transformación acabarán por desaparecer tarde o temprano.
La aparición de herramientas capaces de automatizar tareas, y el rápido desarrollo que está teniendo la Inteligencia Artificial (IA), han dado lugar a un entorno de trabajo que es ahora más cambiante de lo que lo ha sido nunca. Esos cambios se producen con una rapidez vertiginosa y ni las empresas ni sus empleados tienen tiempo para adaptarse del todo antes de tener que cambiar de nuevo su forma de trabajar para asimilar un nuevo cambio.
Existe un amplio debate sobre hasta qué punto las máquinas y la tecnología serán capaces de sustituir al ser humano en el trabajo. Los expertos creen que en las próximas décadas desaparecerán muchos empleos. Veamos dos ejemplos:
Honda está trabajando en una revolucionaria flota de vehículos-taxi autónomos. Capaces de llevar pasajeros en cualquier momento del día o de la noche, sin necesidad de que haya nadie frente al volante. Este podría ser el primer paso para acabar con la profesión de taxista o conductor de VTC, pero también otros conductores profesionales como los de autobús o de camión se verán afectados por el desarrollo de vehículos autónomos.
El personal de atención al cliente viene siendo sustituido desde hace años por chatbots. En lugar de atendernos un operador humano, un bot se encarga de resolver las principales dudas o quejas que pueden tener los clientes. A medida que se desarrolle la IA, estos chatbots serán cada vez más eficientes, y posiblemente supongan el fin del trabajo del ser humano en atención al cliente.
También están en riesgo los empleados bancarios, los agentes de viajes, los cajeros de supermercado, y un largo etcétera. A cambio, el desarrollo de la tecnología va generando nuevas necesidades, y surgirán entonces nuevos puestos de trabajo que ahora mismo no podemos imaginar.
¿Qué tienen que ver las soft skills con todo esto? Mucho más de lo que parece a simple vista porque, en la era de la digitalización, son esas habilidades las que pueden marcar la diferencia e inclinar la balanza a favor del ser humano en lugar de a favor de una máquina.
Una herramienta tecnológica es capaz de hacer tareas con mucha más precisión y rapidez que un ser humano, pero hay algo que no puede imitar: las habilidades interpersonales. Una IA nunca tendrá capacidad de liderazgo, ni será verdaderamente creativa o sentirá empatía.
Cuanto más inteligentes se vuelven las máquinas, más importantes son las habilidades sociales y emocionales de los trabajadores. La tecnología va a asumir (de hecho ya está asumiendo) tareas repetitivas y básicas, mientras que los seres humanos vamos a centrarnos en realizar tareas de valor añadido.
La previsión es que, de aquí a 2030, los empleados disminuirán su carga de trabajo físico, y la carga de trabajo intelectual y emocional ganará protagonismo en su jornada de trabajo.
Por tanto, las soft skills son ahora más importantes que nunca porque destacan el valor del ser humano frente a la máquina.
Otras razones que hacen esenciales a las soft skills
Además de todo lo que hemos visto, existen otras razones que justifican el hecho de que las empresas estén ahora más interesadas que nunca en las habilidades blandas.
En un momento en el que existe en el mercado laboral una auténtica lucha por el talento, técnicas como la entrevista por competencias permiten encontrar a empleados que tengan bien desarrolladas soft skills importantes para el trabajo en la empresa en cuestión. Así, ya no se contrata a las personas solo por sus conocimientos, sino que se tiene muy en cuenta su potencial de desarrollo de cara al futuro.
Las habilidades blandas de una persona también permiten comprobar de forma rápida y sencilla si el candidato que mejor parece adaptarse al perfil buscado también se ajusta bien a la cultura de la empresa y a la forma de trabajar en la misma. Esto es más importante de lo que parece, porque una incorrecta elección hará que haya que empezar de nuevo el proceso de selección y multiplicará los costes.
Otra razón por la que se demandan tantas habilidades blandas en las ofertas de empleo, es porque las empresas son conscientes de que desarrollar estas es más complejo y requiere más tiempo que el desarrollo de habilidades duras. Si un empleado no sabe cómo hacer una determinada tarea o cómo manejar una herramienta, se le puede enseñar y lo aprende rápidamente. Por el contrario, si hemos integrado en la empresa a una persona que no sabe trabajar en equipo, enseñarle a hacerlo va a ser mucho más complicado y llevará más tiempo.
En el pasado, en el presente, y de cara al futuro, las soft skills o habilidades blandas se perfilan como cualidades esenciales para que las personas puedan desarrollar su trabajo, sea cual sea, de la mejor forma posible. Si eras de los que todavía pensaban que estas habilidades son una mera tendencia que acabará por olvidarse, seguro que en este momento han cambiado tus esquemas y empiezas a apreciar la verdadera importancia de este conjunto de capacidades que son exclusivamente humanas y no podrán ser sustituidas por una máquina.