Una de las tendencias de RRHH para este año es la mayor preocupación que muestran las empresas por el bienestar psicológico de sus empleados. Entre las múltiples maneras que hay de conseguirlo, mejorar la conciliación se posiciona como una de las formas más eficientes de lograr una mayor satisfacción de la plantilla y una mayor fidelidad hacia la empresa.
Todavía son muchas las compañías que creen que no pueden hacer nada por racionalizar su forma de trabajar para que sus empleados puedan gestionar mejor su tiempo, y dividirlo de forma equilibrada entre sus obligaciones laborales y su vida personal. Sin embargo, hoy vamos a comprobar que pueden llegar a hacer mucho más de lo que creen, la clave está en tener voluntad para llevar a cabo este cambio y entender realmente qué beneficios se obtienen al potenciar la conciliación.
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La importancia de la conciliación
La jornada completa en España se extiende, en líneas generales, durante ocho horas. Pero la realidad nos demuestra que los trabajadores pasan mucho más tiempo fuera de casa para atender a sus obligaciones laborales.
El tiempo medio de desplazamiento de casa al trabajo y viceversa es de unos 45 minutos en cada trayecto, así que cada empleado invierte casi dos horas al día en ir y venir. A eso hay que sumarle el tiempo de descanso que hay entre una parte de la jornada y la otra, que suele ser de una o dos horas. Si sumamos todo este tiempo, nos da un total de más de 12 horas al día invertidas para poder trabajar, aunque solo 8 de ellas sean de trabajo efectivo.
Después de su jornada, la persona todavía tiene que hacer cosas en casa, atender a sus hijos si los tiene, o cuidar de algún familiar, salir a comprar y, si tiene suerte, puede invertir un poco de tiempo en sí misma y despejar su mente haciendo un poco de deporte, leyendo, o viendo una película.
Para poder hacer todo aquello que queremos o necesitamos hacer, lo que acabamos haciendo es sacrificando horas de sueño, y esto tiene consecuencias. Según los últimos estudios, descansamos poco y mal, y más de un 25% de los españoles duerme menos de 7 horas al día. Esto acaba generando problemas de salud a nivel físico y mental, y provoca que no rindamos lo suficiente en el trabajo.
Aunque parece algo imposible de solucionar, las empresas tienen en sus manos la solución: la conciliación. Porque está claro que todos necesitamos disponer de algo de tiempo al día para dedicarlo a nuestra familia y a nosotros mismos, y no tiene sentido que estemos intentando ganar ese tiempo a costa de privarnos de horas de sueño, cuando lo lógico sería organizar el tiempo de trabajo de una forma más racional.
A cambio, las empresas tendrían plantillas compuestas por empleados mucho más felices, motivados y productivos. Por eso, es hora de afrontar el cambio, con medidas como las que vamos a exponer.
1. Implantar la jornada continua para mejorar la conciliación
En cuanto llega el buen tiempo muchas empresas se apresuran a adoptar la jornada continuada, con la que sus empleados empiezan antes a trabajar y, a cambio, pueden irse a casa antes porque no hay un parón a mitad del tiempo de trabajo.
Si este sistema funciona en verano, ¿por qué no implantarlo también en invierno? Si permitimos que una persona salga del trabajo a las tres o las cuatro de la tarde, a las cinco estará en su casa, y tendrá toda la tarde por delante para atender sus cosas personales.
Las empresas que aplican este tipo de jornada hacen las ocho horas del tirón, con un pequeño descanso de 15 minutos (es obligatorio en jornadas de más de seis horas) que computa como tiempo de trabajo. Así, un trabajador que ha fichado a las ocho de la mañana, puede irse a casa a las cuatro de la tarde.
Algunas empresas prefieren incluso empezar más temprano a trabajar y hacerlo de siete a tres. Aunque sus empleados tienen que madrugar más, muchos de ellos lo prefieren, porque así pueden desplazarse al trabajo antes de que comience la hora punta y pierden menos tiempo.
2. Establecer flexibilidad horaria
La flexibilidad horaria es una medida que le da más autonomía al empleado a la hora de gestionar su tiempo de trabajo. En lugar de establecer un horario de trabajo fijo, se da mayor libertad a la entrada y a la salida.
Imaginemos una empresa en la que se trabaja de ocho de la mañana a seis de la tarde, con parón de una hora para comer. Lo que podemos hacer es dar una flexiblidad de una hora a la entrada y a la salida. De esta forma, el trabajador puede, si lo necesita, entrar a las nueve de la mañana y salir luego a las siete. Incluso podríamos establecer la flexibilidad también al revés, permitiendo a los empleados que entren a las siete y se vayan a casa a las cinco.
Con tan solo una hora de ajuste en el horario, la empresa puede facilitar mucho la vida de sus empleados. Así, habrá quien prefiera entrar una hora antes y marcharse a las cinco para recoger a sus hijos en el colegio, y quien prefiera entrar a las nueve y salir a las siete de la tarde, porque aprovecha la primera hora de la mañana para ir al gimnasio.
3. Reducir el tiempo de descanso
Incluso en el caso de que la empresa no pueda hacer grandes ajustes en la jornada, sí puede realizar pequeños cambios que pueden mejorar la calidad de vida de sus empleados.
Muchas organizaciones que tienen jornada partida establecen un tiempo de hora y media o dos horas entre la jornada de mañana y de tarde. En la actualidad, prácticamente ningún empleado se va a casa a comer, casi todos comen en la empresa o en algún restaurante cercano, y para hacerlo no hace falta tanto tiempo.
El tiempo que se pasa en el lugar de trabajo se acortaría notablemente si reguláramos de forma más racional el tiempo de trabajo. Para comer en la oficina, son más que suficientes 40 o 45 minutos. Por tanto, el descanso no debería extenderse más allá de este tiempo. Así, los empleados volverían mucho antes a su puesto y podrían marcharse antes a casa.
Un ejemplo práctico. Empresa en la que se entra a las ocho de la mañana, se trabaja hasta las dos y luego hay descanso de dos a cuatro, retomando de nuevo la labor de cuatro a seis de la tarde. Supongamos que limitamos el tiempo entre una parte y otra de la jornada a 45 minutos.
Los empleados estarán de vuelta al trabajo a las tres menos cuarto de la tarde, lo que implica que podrán marcharse a las cinco menos cuarto. Estarán ganando una hora y cuarto de tiempo para ellos, a cambio de algo que a la empresa no le cuesta absolutamente nada y que no afectará a su productividad.
4. Establecer un sistema de teletrabajo para mejorar la conciliación
Si les evitamos a los empleados el desplazamiento hasta la oficina, ganan una media de dos horas al día. Por eso, no es de extrañar que el trabajo en remoto haya sido tan bien recibido por los trabajadores.
Trabajar desde casa da mucha más flexibilidad y permite al trabajador sentirse un poco más dueño de su tiempo, y eso es algo que incide de manera muy positiva en su motivación. Además, contribuye a reducir el estrés y mejora la situación económica de la persona que trabaja de esta manera, puesto que ya no tiene que invertir dinero en el transporte.
Es cierto que en algunos casos hay perfiles de personas que no responden del todo bien cuando tienen que trabajar de forma continuada en soledad y acaban por sentirse “desconectadas” de la empresa, lo que les resta motivación. Para evitar esto, lo que están haciendo muchas compañías es adoptar un modelo híbrido.
Una forma de trabajar que combina jornadas en la oficina con jornadas desde casa. Las empresas que buscan dar todavía más flexibilidad a sus trabajadores, dejan que sean estos los que decidan desde donde trabajarán en cada momento.
5. No fomentar las horas extra
Hay ocasiones en las que es absolutamente necesario hacer horas extra en el trabajo, pero en la mayoría de los casos los empleados acaban quedándose más tiempo en su puesto simplemente por costumbre. Porque es lo que hace el jefe y todos le siguen. De hecho, aquellos que cumplen fielmente con su horario, pueden llegar a ser duramente criticados.
Esta es una cultura que juega en contra de la conciliación y que solo causa perjuicios a las personas. Las empresas deben trabajar con su plantilla para que todo el mundo entienda que marcharse a casa a su hora no es nada malo y que, de hecho, es lo que hay que hacer.
Para que esto sea posible, hay que partir de dos presupuestos. El primero es que el reparto de tareas debe ser adecuado, para que los trabajadores no estén sobrecargados y tengan que quedarse más tiempo para poder hacerlo todo. El segundo, los líderes deben dar ejemplo y marcharse a su casa cuando llega el momento, invitando a los miembros de su equipo a hacerlo también.
6. Comprimir la semana laboral
La famosa semana laboral de cuatro días ya se está probando, y está resultando ser un éxito. Así que en el futuro muchas empresas podrían abogar por ajustar las jornadas de trabajo para que sus empleados tengan tres días libres a la semana.
7. Permisos retribuidos para el cuidado de familiares
Más allá de lo que prevén tanto la normativa como los convenios colectivos, algunas empresas están concediendo permisos retribuidos a sus empleados para que estos puedan acompañar a un familiar al médico, quedarse en casa con su hijo si está enfermo, etc.
Las medidas de conciliación cuestan poco y aportan mucho. En un entorno en el que hay una auténtica lucha por captar y retener el talento, implantar medidas de este tipo puede hacer que una empresa resulte mucho más atractiva para trabajar en ella.