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Cómo fomentar la creatividad y la innovación en el lugar de trabajo

Es complicado encontrar un momento de la historia en el que las circunstancias en el mercado hayan sido tan cambiantes. La irrupción de las nuevas tecnologías, los cambios sociales, la necesidad de productos y servicios que hace apenas una década no existían, los conflictos internacionales, los cambios legislativos… todo esto afecta de manera directa a las empresas.

Estamos en un entorno altamente cambiante, y las empresas deben ser capaces de adaptarse rápidamente a esos cambios y buscar formas de sobresalir entre la competencia. Para lograrlo, su “arma” más efectiva son sus empleados y las capacidades y habilidades que estos tienen. En concreto, cuando se trata de conseguir una adaptación rápida y precisa a un entorno altamente competitivo y cambiante, la creatividad y la innovación pueden llegar a ser vitales. 

Para el departamento de Recursos Humanos surge ahora un nuevo reto: fomentar un entorno de trabajo que promueva y valore la creatividad y la innovación de sus empleados en todos los niveles de la organización.

Esto implica que hay que ofrecer oportunidades de desarrollo y formación en estas materias, y crear un clima laboral que fomente la experimentación, el aprendizaje continuo y la colaboración interdisciplinar.

Tabla de contenidos

Está claro que las empresas deben fomentar el desarrollo en sus empleados de estas dos habilidades blandas que tan imprescindibles son hoy por hoy. Pero, para adoptar estrategias efectivas, lo primero que hace falta es tener claro de qué hablamos al referirnos a estos términos.

La creatividad es la capacidad que tienen los empleados para generar nuevas ideas. Una forma de pensar que es diferente a la habitual, que rompe con el enfoque convencional, y que consigue así encontrar la solución frente a desafíos y problemas que puede que no hubieran aparecido con anterioridad en el entorno laboral. 

La innovación es un paso más en la creatividad, porque supone implementar esas ideas nuevas que se han generado. Implica pasar a la acción y conseguir unos resultados tangibles. 

Si la idea era buena y el proceso de innovación también lo ha sido, el resultado es una mejora en los procesos de producción, de toma de decisiones, de venta, etc. Porque creatividad e innovación no están limitadas a un determinado departamento o a ciertos roles dentro de la organización, sino que son necesarias en toda la estructura jerárquica y en todas las áreas de trabajo.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que no siempre la creatividad y la innovación dan lugar a grandes cambios o a ideas revolucionarias. De hecho, en la mayoría de los casos, es la puesta en práctica de ideas sencillas pero novedosas lo que va consiguiendo un avance que, poco a poco, se vuelve significativo.

Cómo puede una empresa fomentar la creatividad y la innovación en sus empleados

Crear un entorno abierto y de confianza

La creatividad solo puede desarrollarse de forma adecuada en entornos en los que los empleados se sientan libres de exponer sus ideas. Teniendo la seguridad de que no van a ser juzgados o ridiculizados por ello.

Es responsabilidad de la empresa promover una comunicación abierta a todos los niveles, pero también asegurarse de que hay una escucha activa a los empleados por parte de quienes deben tomar las decisiones. Esto desemboca en un respeto mutuo que consigue crear ese entorno de confianza que hace falta para que todos se expresen sin miedo.

Lógicamente, no todas las ideas van a dar lugar a una innovación, pero igualmente se debe reconocer públicamente el esfuerzo que realizan aquellos que se han atrevido a dar un paso adelante y a exponer su idea.

Dedicar tiempo y espacio a la creatividad

La mejor forma de que aparezcan nuevas ideas es que los empleados puedan dedicar una parte de su jornada a trabajar en sus habilidades creativas y probar aquello que se les pasa por la cabeza.

Esto es algo que ya hacen grandes compañías como Google. La empresa aplica el método 80/20, en el que sus trabajadores deben dedicar el 80% de su jornada semanal a hacer las tareas propias de su puesto de trabajo, y el otro 20% lo pueden dedicar a trabajar en proyectos novedosos que sean de su interés personal. En cualquier caso, dedicar tiempo a la creatividad siempre es algo opcional para el empleado, puesto que esta no se puede forzar.

Los resultados de esta forma de trabajar no han podido ser más positivos, porque gracias a ella han surgido herramientas como Gmail, o mejoras para Streetview.

Con el fin de facilitar las cosas a quienes deseen crear e innovar, la empresa debe ofrecer un espacio para ello. Por ejemplo, dejar a disposición de los empleados las salas de reuniones para que puedan trabajar en equipo en proyectos innovadores.

Fomentar los equipos diversos y la colaboración

En alguna ocasión ya hemos hablado de lo importantes que son los equipos diversos para las empresas. A medida que la plantilla se va conformando de personas con diferentes orígenes, formación, manera de pensar, etc., la forma de trabajar se vuelve más efectiva. Porque resulta más sencillo llegar a soluciones que un equipo formado por perfiles más homogéneos no sería capaz de ver.

La creación de equipos diversos se da, principalmente, a través de la selección de personal. Pero también se pueden crear estos a través del fomento de la colaboración entre personas y equipos que normalmente no suelen trabajar juntos.

Algo tan sencillo de organizar como una sesión de lluvia de ideas en la que intervengan empleados de diferentes departamentos, puede dar como resultado un buen número de ideas que podrían llevarse a la práctica con probabilidad de éxito.

Ofrecer formación en materia de creatividad e innovación

Hay personas que tienen la creatividad muy desarrollada de manera innata, pero en otras no es tan perceptible. Sin embargo, todos los seres humanos somos creativos, es una habilidad que viene con nosotros y que podemos desarrollar.

En este sentido, las empresas que buscan tener empleados más creativos e innovadores, no deberían dudar en ofrecer formación en esta materia. Pueden impartirse talleres sobre técnicas de pensamiento creativo, o sobre gestión de la innovación. 

Estimular un pensamiento que se sale de lo convencional

Con frecuencia, los empleados no son tan creativos como podrían llegar a serlo porque no se les presenta ningún reto que requiera poner en marcha su habilidad creativa. Esto se puede solucionar estimulando la generación de ideas no convencionales.

Por ejemplo, invitando a los trabajadores a investigar por su cuenta en qué medida una herramienta de inteligencia artificial podría ayudarles a realizar sus tareas con mayor efectividad, o a investigar tendencias emergentes en el mercado.

No se trata de “poner deberes” a los empleados, que bastante tienen con sus obligaciones diarias dentro y fuera del trabajo, pero sí de proponer retos que se pueden asumir voluntariamente.

El objetivo es sacarlos de su zona de confort en materia de creatividad. Que se vean en la necesidad de aplicar técnicas como el pensamiento lateral o el pensamiento disruptivo para dar una solución al dilema que se les ha planteado.

Reconocer y recompensar la creatividad

Una buena forma de conseguir que los empleados sean creativos y abracen la filosofía de la innovación es reconocer su disposición hacia ella, incluso recompensarla. Por ejemplo, estableciendo un programa que ofrezca premios a los empleados que más contribuyan al desarrollo de la organización a través de sus ideas o innovaciones.

La compensación con dinero puede suponer un agravio comparativo con el resto, por lo que se recomienda ofrecer otro tipo de recompensas, como un fin de semana en un balneario, o un abono para el teatro. 

Estimular la retroalimentación

Quizá la idea aportada por un empleado no ofrezca la solución que se está buscando para un determinado problema, pero podría ser la semilla de la que surgiera la forma de solucionarlo.

Será más sencillo que esto suceda si la empresa pone a disposición de los miembros de su plantilla canales en los que cada uno pueda compartir sus ideas y recibir sugerencias y retroalimentación. De esta forma, gracias a la colaboración de todos, una idea sencilla puede ir evolucionando poco a poco hasta convertirse en algo importante.

Celebrar el fracaso constructivo

Algunas ideas puestas en práctica no dan buenos resultados, pero eso no quiere decir que no haya que valorar el esfuerzo realizado. 

La cultura de la creatividad y la innovación en la empresa debe partir de la base de que se pueden cometer errores, y que no pasa nada. De hecho, cada fracaso se celebrará como un fracaso constructivo: no nos ha llevado donde queríamos llegar, pero hemos aprendido algo de él que nos permitirá seguir avanzando. 

Ante el fallo, los líderes deben alentar a sus subordinados a reflexionar sobre lo ocurrido y a extraer un aprendizaje de todo el proceso.

Creatividad e innovación son dos caras de la misma moneda, porque están estrechamente vinculadas. Ahora sabemos lo importantes que pueden ser para las empresas, y qué pueden hacer estas para tener en su plantilla a trabajadores que sean más creativos e innovadores.



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