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4 tendencias emergentes que están reinventando el liderazgo

El liderazgo dentro del sector empresarial puede entenderse como la capacidad que tiene una persona para dirigir, guiar e influenciar el comportamiento laboral de otras. Consiguiendo que el equipo una sus fuerzas para avanzar hacia la consecución de unas metas comunes.

Sin embargo, el liderazgo no siempre se ha asimilado de esta manera, y ha evolucionado mucho en los últimos años.

Factores como el rapidísimo avance tecnológico que hemos experimentado en las tres últimas décadas, los cambios en la sociedad y en la fuerza laboral, han dado lugar a que el jefe ya no sea útil para las organizaciones. 

Hace unas décadas el liderazgo empresarial era sinónimo de una estructura jerárquica muy rígida. En la que el líder, el jefe, estaba por encima de todos y era una figura autoritaria que tomaba sus decisiones de manera unilateral. 

De ahí se fue pasando a un liderazgo más colaborativo, con líderes que se preocupaban por los miembros de su equipo y los involucraban en la toma de decisiones.

En la actualidad, avanzamos hacia un liderazgo emocional y social, que busca conformar equipos de trabajo diversos para aprovechar la ventaja competitiva que supone esa diversidad, y que tiene en la inteligencia emocional la capacidad más importante para poder ejercer como líder.

La sociedad no es estática, las formas de trabajar cambian, los mercados también experimentan cambios y, por eso, el liderazgo debe ser ahora más flexible que nunca. Porque tiene que ser capaz de adaptarse a la realidad en cada momento.

Esto nos lleva a hablar de cuatro importantes tendencias que están reinventando la forma en la que entendíamos el liderazgo hasta ahora.

Tabla de contenidos

Liderazgo digital y tecnológico

El analfabetismo digital es la situación en la que se encuentran aquellas personas que tienen un total o un gran desconocimiento sobre el funcionamiento de las nuevas tecnologías.

En nuestra sociedad, este fenómeno es padecido especialmente por los adultos mayores, y llega a provocar que muchos de ellos se sientan excluidos y no puedan hacer gestiones esenciales que antes podían hacer de forma presencial, como sacar dinero en el banco o pedir cita con el médico.

En el caso de las generaciones más jóvenes, será complicado que este desagradable fenómeno vuelva a repetirse, pero hay que andarse con cuidado. Porque la tecnología avanza a un ritmo tan rápido que los conocimientos pueden quedarse obsoletos rápidamente.

En el caso de los líderes, es de vital importancia seguir los avances digitales y tecnológicos. No se trata solo de no quedarse atrás, sino de tener los suficientes conocimientos como para prever cómo pueden evolucionar las cosas y ser capaces de convertir la tecnología en una fuente de ventaja competitiva.

Un ejemplo claro lo vemos hoy en día en la inteligencia artificial. Mientras algunos líderes sienten miedo de que un software pueda acabar haciendo sus funciones, otros ya se han puesto manos a la obra para ver cómo aprovechar esta tecnología en su beneficio. 

Los líderes deben liderar también la transformación digital de sus empresas, fomentando el uso de nuevas tecnologías y una cultura de aprendizaje digital, para que nadie se quede desfasado en sus conocimientos.

Esta evolución del liderazgo hacia una versión más tecnológica nos demuestra que el líder se vuelve cada vez más proactivo en cuestiones como la elección de herramientas para trabajar o en la formación de los empleados, que eran áreas a las que hasta no hace demasiado tiempo apenas les prestaban atención.

Liderazgo adaptativo

Flexibilidad parece haberse convertido en la palabra de moda en el ámbito laboral. Si echamos un vistazo a las ofertas de trabajo publicadas en cualquier medio, seguramente vamos a encontrarnos con varias que hacen referencia a ella como una capacidad o habilidad imprescindible en los candidatos.

En el ámbito laboral, la flexibilidad es entendida como la capacidad que tiene una persona de adaptarse a los cambios. Partiendo de la base de que, cuanto mayor sea esa capacidad, más fácil y rápido se adapta el trabajador a nuevas formas de desarrollar sus tareas diarias.

Si a los empleados les exigimos que sean flexibles, el líder tiene que ser un ejemplo a seguir en esta materia. De ahí que el liderazgo adaptativo sea una de las últimas tendencias y de las más importantes.

Volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad (lo que en el mundo anglosajón se conoce como VUCA) se han convertido en una constante en el entorno empresarial del siglo XXI. Porque en lo que llevamos de él hemos afrontado varias crisis económicas, una pandemia y conflictos bélicos qué, aunque lejos geográficamente de nosotros, han tenido un impacto económico a nivel global. 

Además, el desarrollo tecnológico ha dado lugar a herramientas cada vez más precisas, que permiten automatizar ciertas tareas y dan a los empleados de todos los niveles más tiempo para hacer trabajos que tengan un valor añadido real para la empresa.

El entorno empresarial siempre ha sido cambiante, pero ahora esos cambios se suceden con mucha más rapidez. El líder, que es un guía y un ejemplo a seguir para su equipo, debe ser el primero en prever los cambios y en adaptarse a ellos.

Lo que hace falta en este momento son líderes de mente ágil, que sean capaces de aprender de sus errores y de empoderar a sus empleados para que estos puedan tomar sus decisiones con autonomía y con seguridad en sí mismos.

El fomento de una mentalidad orientada hacia la mejora continua, consigue que los equipos que tienen al frente a un líder ágil y capaz de adaptarse a circunstancias cambiantes sean mucho más efectivos que otros equipos que continúan aferrándose a las viejas formas de hacer las cosas.

Liderazgo inclusivo y diverso

En los últimos años se ha incrementado la presencia en el mercado laboral de mujeres, pero también de personas de diferentes nacionalidades y etnias. Esto ha dado paso a equipos de trabajo que son cada vez más diversos.

Hace tan solo un par de décadas la mayoría de los equipos de trabajo en España estaban conformados por hombres blancos españoles de mediana edad, con más o menos formación en función del puesto que ocuparan.

Si echamos un vistazo a los equipos de trabajo actuales, vemos que esta tendencia está cambiando. Ahora hay una mayor variedad en cuanto a sexos, edades, origen, nivel cultural, experiencia, formación, etc.

Son los líderes que se atrevieron en su momento a apostar por la inclusividad los que se dieron cuenta de que los equipos diversos eran más eficientes que aquellos conformados por perfiles muy homogéneos.

¿Por qué? Por una razón muy sencilla “la unión hace la fuerza”, y en este caso estamos hablando de la unión de diferentes capacidades.

Si en un equipo tenemos personas con perfiles muy similares entre sí, ante un determinado problema se puede producir una paralización en el ritmo de trabajo, porque nadie sabe cómo solucionarlo.

Por el contrario, si el equipo está formado por personas que tienen diferentes características y habilidades, existe más probabilidad de que, entre ellas, haya al menos una que sea capaz de hallar la solución.

Conscientes de los beneficios que un equipo diverso tiene para las empresas, los líderes se orientan ahora hacia la promoción de la igualdad de oportunidades, dando voz por igual a todos los miembros del equipo.

Para lograrlo, ellos mismos han tenido que despojarse de sus prejuicios y los sesgos inconscientes que han venido aplicando a la hora de gestionar al personal y tomar decisiones.

El resultado de esta tendencia son líderes con mucha más empatía y una marcada orientación social. Cuya buena labor puede lograr que la cultura hegemónica (y obsoleta) establecida en las empresas sobre contratación y promoción interna, empiece a cambiar.

Liderazgo sostenible y socialmente responsable

La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) empieza a ganarse un hueco en muchas empresas. Por fin, las organizaciones son conscientes de que no pueden centrarse únicamente en su capacidad para generar beneficios económicos. Tienen que analizar cómo afecta su actividad al medio ambiente y a las comunidades, y tomar medidas para que su contribución sea positiva.

Ser más sostenibles es ya una preocupación de primer orden para empresas de todo tipo y tamaño, y lo es gracias al trabajo que están desarrollando los líderes más concienciados con este tema.

Personas que han puesto énfasis en lo importante que es que la empresa promueva el bienestar de las personas y el cuidado del entorno.

Se trata de líderes con una gran conciencia social y medioambiental, con una clara visión a largo plazo, y que quieren dejar huella por algo más que por su capacidad para gestionar equipos de trabajo. Para ellos, que la empresa alcance sus objetivos en materia de sostenibilidad, es tan importante como alcanzar las metas económicas.

Tendencias como estas están dando lugar a un nuevo paradigma, en el que al líder se le exige tener una combinación equilibrada de habilidades técnicas, sociales y emocionales. Por tanto, quienes se puedan adaptar mejor a este nuevo entorno empresarial, son los que marcarán la diferencia en el liderazgo del presente y del futuro.

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